Ya hemos entrado en junio, va siendo el momento de revisar como ha evolucionado la cosecha en estos mese de primavera. Las sensaciones durante este tiempo han sido buenas, ausencia de heladas, presencia de precipitaciones generosas y sin piedra, mantenimiento de trabajos a pesar del Estado de Alarma, incremento de abono. Son muchos factores positivos que, por una vez, han coincidido en una misma campaña. Ya nos lo merecíamos después de tres años de trabajos con poca recompensa. Parece que en esta ocasión a la cuarta va la vencida. Esperemos que, en estos meses de verano, también por una vez, no hagan estragos las tormentas y si caen que no sean con apedreo.
Empecemos analizando el Régimen Pluviométrico de Los Calpes. Hemos de decir que, gracias al trabajo de Eleuterio, disponemos de datos de muchos años recogidos tras cada episodio pluvial con un pluviómetro sencillo. En este caso, para el análisis comparativo, hemos establecido el periodo de enero a mayo de 2019 y 2020. Tradicionalmente los meses de invierno son secos, así se constató en 2019 sin precipitación alguna, empezando las lluvias en primavera. Comparando ya vemos que en enero de 2020 se rompe la sequía habitual con una precipitación abundante, pero la gran diferencia se produce en primavera con un mes de marzo muy activo, con muchos días de precipitación y unos registros generosos que permiten recoger el 40% de toda la precipitación caída en el período. Abril con un buen registro y mayo más modestamente han contribuido a incrementar la humedad y mantener la sazón necesaria en los campos de cultivo. Como se puede ver en la tabla de abajo, la cantidad total recogida en este periodo comparativo ha alcanzado los 490 litros/m con un incremento del 275,28%, bastante más del doble.
Veamos como ha influido la abundancia de precipitaciones en las dos variedades principales. En una noticia anterior indicábamos que, tras la floración, la variedad Largueta parecía haber sido afectada de manera desigual por alguna helada puntual apenas detectada. En cambio, la variedad Marcona no parecía haberse visto afectada ya que su evolución seguía a buen ritmo. Pues bien, lo cierto es que las precipitaciones de marzo cayeron justo en el momento de la formación del fruto y tras haber sido efectuado a finales de febrero el triturado de las ramas y haberse aplicado el abono ecológico en mayor cantidad que la campaña anterior. La combinación de los tres elementos ha tenido un impacto muy positivo en el desarrollo de las almendras que aún se ha visto más favorecido gracias al mantenimiento de la sazón con las lluvias de abril y mayo que aún siguen en estos primeros días de junio. Todo hace pensar que en el subsuelo se seguirá manteniendo la humedad durante este mes, con lo que el resultado será magnífico.
En estos días nos ha llegado el comentario de nuestros técnicos confirmando que la variedad Marcona sigue con una evolución muy favorable y que, si bien hubo dudas de la posible afectación de la Largueta por una helada puntual, ahora la expectativa de cosecha de esta variedad ahora pinta mejor. El tamaño de los frutos de ambas variedades es sensiblemente superior al de cosechas anteriores, con lo que es de prever un aumento considerable del rendimiento del fruto que podría situarse entre el 25 y el 30%. Poca tarea en campo queda por hacer hasta el momento de la recolección, esperemos que ninguna tormenta dañe las expectativas actuales que hacen presagiar una buena cosecha, lo que nos permitirá conocer cual es la capacidad de producción de un buen año, conocer nuestros límites y empezar a pensar cómo mejorarlos.
Con el ciclo de precipitaciones experimentado durante la primavera, las temperaturas han sido entre suaves y frescas lo que ha permitido la visión de los cielos rojos durante las puesta de sol, más propios del invierno, hasta nuestros días. Con la llegada del verano será más difícil contemplarlos.
